Aquella casona
de rojos tejados,
de hermosas guirnaldas
y sus enrejados.

Y un arroyuelo
atràs de la casa,
por donde aquel joven
dìa a dìa pasa.

Por las tardecitas
que el regresaba,
la niña preciosa
ahi lo esperaba.

Estaba la joven
pendiente al ocaso,
solo de reojo ella lo miraba
y asi cabizbaja seguìa su paso.

Un dìa de tantos
mirò al jovenzuelo,
le diò una sonrisa
sin mirar el suelo.

Niña hermosa y linda
me has cautivado,
de tanto mirarte
me he enamorado.


Escrita por Charito (Sarita Linares Garcia) 21 de abril del 2012
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